EL PLEBISCITO ES UN HECHO... NO SE PERDIÓ NADA AUN - NO A LA BAJA DE LA EDAD DE IMPUTABILIDAD PENAL.
Más allá de que Pedro Bordaberry (hijo del dictador Juan María Bordaberry), Luis Alberto Lacalle (responsable de dos muertes en una manifestación frente al Hospital Filtro el 24 de agosto de 1994) y otros estén contentos, en realidad no se ha perdido nada. Entonces no debemos aflojar en la pelea contra esta campaña absurda, represiva y fascistoide contra la juventud pobre.
Hagamos un poco de memoria: La ley Nº 16.707 llamada "Ley de Seguridad Ciudadana" incrementó las penas de algunos delitos contra la propiedad e "inventó" la figura de copamiento.
¿Acaso se dejaron de producir hurtos, rapiñas y copamientos?
La respuesta es NO.
No sólo no dejaron de producirse, sino que aumentaron, tal es así que hoy tenemos 9.000 personas con privación de libertad. Y la mayoría de ellos cometieron hurtos, rapiñas y copamientos. Si eso no funcionó, castigar a los adolescentes como a los adultos para aumentarles las penas tampoco funcionará.
¿Por qué la campaña de Bordaberry es fascistoide?
Los fascistas hacen mayor incapié en la función de "prevención general" que cumplen las penas. Es decir que la pena prevista en la ley, se dirige a la sociedad, que sabiendo que existe esa pena se sentirá disuadida de cometer delitos. Eso trae aparejado que el delincuete en realidad sufra una pena excesiva respecto al daño que causó, pues para convencer a la sociedad para que no cometa delitos las penas deben ser duras y se convierten en MEDIDAS EJEMPLARIZANTES.
La pena en lugar de dirigirse al delincuente para que se arrepienta del delito y no volver a cometerlo más, se dirige a los demás para que tengan miedo al castigo y por lo tanto es una pena muy dura para los individuos. De ahí se suele decir que la pena trasciende al sujeto.
En resumidas cuentas, se busca asustar a la sociedad con un amenaza de penas duras y con el duro y desmedido castigo a los delincuentes.
Bajando la edad de imputabilidad para que los adolescentes sean castigados como mayores, entonces así se "convencerá" a los adolescentes de que o cometnan delitos. Así no solucionan las cosas, pues no ataca las causas del delito, que mal a quien le pese tienen origen socioeconómico.
Los delincuetes a quienes apuntan con esta campaña, son hijos de los sectores marginados de la sociedad, no acceden a los patrones de consumo impuestos desde las clases hegemónicas y la forma de acceder es mediante el delito.
Entonces el goberino actúa de dos formas: o con asistencialismo (Plan de Emergencia, tarjeta MIDES, etc) y como éste no alcanza para tener controlado al sector social destinatario, recurre a la represión ("Megaoperativos", mantener antecedentes, etc).
Está bien claro que las condiciones actuales de explotación y concentración de la riqueza son la raíz del problema. Los destinatarios de "La Baja" son la cuarta o quinta generación de excluídos (lumpenproletariado), mientras que en estos años la tierra se concentró más y más en manos extranjeras desde que el actual Presidente José Mujica era Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, los sectores exportadores se enriquecieron mientras se intentan frenar los aumentos de sueldos y jubilaciones, se le siguió abriendo la puerta a los monopolios imperialistas que se llevan las riquezas sin dejar nada a cambio (UPM) y se siguen engordando las arcas de los banqueros (algunos de ellos ladrones contumaces que fueron perdonados por este Gobierno) mientras el pueblo sufre de empleos precarios e inflación.
Los blancos, colorados y algunos pequeños comerciantes e instituciones religiosas forman un frente que apunta a la segregación y la represión apoyados en el miedo de la gente y la incapacidad del gobierno de ir a la raíz de la delincuencia y que tampoco dice ni hace nada serio para enfrentar esta campaña de forma casi cómplice. Para enfrentar esta campaña de aquí a 2014, es necesaria la unidad en un frente único de TODOS los sectores democráticos en el seno del pueblo. Al fascismo se le gana con otro frente, más grande, más inclusivo y más democrático para derrotarlo esta vez en el plebiscito de 2014, la historia nos lo enseñó y de ella aprendimos que es posible, y más que posible, es necesario.
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